Como adicta a los complementos los bolsos son mi perdición. Los zapatos me encantan, los anillos, los pendientes, las gafas; pero no es lo mismo. No sé qué tienen que siento una especial atracción hacia ellos, sobre todo si son pequeños, pocos combinables y caros (ups, creo que esta misma frase la use hace un par de posts).
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Los Funny Bags, de Furla. |
De jovenzuela tuve una etapa que no me gustaban nada, me pasaba el día en vaqueros y con sus cuatro bolsillos ya tenía más que suficiente para guardar mi mundo. Claro, que de aquella no teníamos móviles, ni ochocientas mil tarjetas y prácticamente mis pertenencias se reducían a una cartera plana, un par de pañuelos de papel y las llaves de casa.
La etapa NO bolsos coincidió con la de ODIO los vestidos, pero debían ser cosas de la edad, porque la tontería se me pasó en unos meses. Estuve un par de años sin ponerme un vestido, obligué a mi madre a tirar todos los que había en el armario, y a partir de entonces no paré de comprarlos. Ahora que lo pienso esa debió ser mi edad del pavo: renegar de bolsos y vestidos. Quien me iba a decir que años más tarde me iba a enamorar perdidamente del Birkin de Hermès (que aparezcan tres clones en la cabecera del blog no es casualidad).
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Birkin, de Hermès. |
Pues la adoración actual por el complemento por excelencia llega a tal punto que preocupa al resto de mi familia, no sólo por lo que me puedo gastar en una temporada, sino porque no me entran en casa y no sé cómo organizarlos. De vez en cuando tengo que hacer limpieza y retirar algunos y me cuesta horrores. No porque me gustan, porque hay muchos pasados de moda y otros estropeados por el tiempo; pero a todos les tengo cariño por alguna razón.
Lo primero que me compré cuando recibí mi primer cheque de becaria fue un bolso (una mochila blanca para ser exactos). De eso hace diez años y sigue guardada en una caja, porque me niego a deshacerme de ella, aunque sé que no la usaré jamás y está empezando a amarillear.
Y todo este post viene como introducción al de mañana y para quitarme un poco el mono mientras espero que lleguen a Primark esos
bolsitos tan monos que están anunciados para esta temporada. Hay que ampliar la colección, aunque sea con las versiones más económicas de los que en realidad me gustan.