Experiencia en The Way We Live en Gijón (II)



Mini cupcake y llavero como regalo de bienvenida.

Tras dos días de The Way We Live ya os comentaba en el post de ayer que me quedaba con lo aprendido de la gente que nos dio los talleres. Acudimos a todos salvo al de Do It Youyself, porque para una vez que algo empezó a la hora nosotros llegamos pelín tarde. Los talleres parecían especialmente dedicados para los blogers, sobre todo aquellos que empiezan o que a pesar de llevar un tiempo en marcha ven que hay algo que no funciona.



Si me tuviera que quedar con dos de los que hubo serían el de Patricia, de Comparte mi moda, y el de Juan, de Blogoff, dos auténticos profesionales que además son de Asturias. Ella nos explicó cómo gestionar un blog de moda, cómo hacerlo más atractivo (primeros consejos ya puestos en marcha), cómo crear relaciones en la comunidad o cómo tratar con anunciantes.

Juan durante la charla sobre internet. A Patricia no pude hacerle fotos.

Juan nos habló de las posibilidades que ofrece internet para un negocio, sea un blog personal o una web de empresa; trucos para conseguir posicionar en Google a una tienda que vende pendientes rojos y el decálogo de cómo comportarse en las redes sociales, que tengo ahí guardadito. Y tengo también que hacer mención especial a Emmanuel Toumar, que nos enseñó algo más de networking en una de esas charlas que da gusto oír. 

Para que os hagáis a una idea: me llevé la libreta, saqué la pluma y venga escribir... Y de los tres aprendí que hay que ser agradecido con quienes interactúan contigo y "enlazar, enlazar y enlazar", que diría Patricia. Ahora aún me falta echar un vistazo a ciertas cosas de North School que me tienen muy buena pinta.



Desfile de Cristina Pascual, con muchos tonos pastel.

Y ya solo me queda la conclusión de los dos días que duró The Way We Live en Gijón. Me encantó la experiencia, me encantó compartirla con Sergio, que para algo nos conocimos a través de los blogs. Si vuelve a hacerse repetiré asistencia, pero ya habré aprendido que no hace falta madrugar para llegar a la hora que dice el programa que empiezan las cosas, porque no merece la pena para estar esperando más de media hora en una cola. No compensan ni los mini cupcakes.